Muchas veces damos por sentado que las personas a nuestro alrededor están bien, que las sonrisas que vemos reflejan lo que realmente sienten. Pero detrás de esas sonrisas, puede haber personas que están luchando una batalla interna en silencio. El suicidio, aunque sea un tema difícil de hablar, es una realidad que no podemos ignorar y que afecta a miles de personas en el mundo. Solo en Colombia, en el primer trimestre de 2024 y según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal, se registraron 712 suicidios, de los cuales 205 corresponden a jóvenes entre 18 y 28 años, seguido por 186 casos en personas de 29 a 22 años.
En septiembre se conmemora el mes de la prevención contra el suicidio, y desde Salud Colsubsidio queremos recordarte que la prevención empieza con el acompañamiento y poder enfrentar esta situación con sensibilidad, empatía y valentía. Cada conversación y cada gesto de apoyo puede marcar una diferencia en la vida de alguien que se siente atrapado en el dolor.
¿Cómo descubrir las señales de alerta?
Detectar cuando alguien cercano está sufriendo puede parecer difícil, especialmente porque muchas veces las personas que luchan con pensamientos suicidas no lo expresan abiertamente. Sin embargo, existen señales sutiles, pequeñas pistas en su comportamiento, palabras o actitudes que pueden indicar que están atravesando una crisis emocional profunda. Estar atentos a estos signos es clave, ya que detectar a tiempo una posible situación de riesgo puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.
- Aislamiento social y pérdida de interés en actividades: uno de los primeros signos de alerta es la disminución en las interacciones sociales. Si una persona que solía ser activa y cercana empieza a distanciarse de amigos, familiares o actividades que antes disfrutaba, puede estar atravesando una crisis emocional. Este aislamiento puede ser una forma de expresar su desconexión con la vida o su entorno.
- Cambios drásticos en el estado de ánimo: los cambios bruscos en el humor también son un indicador importante. Pasar de un estado de profunda tristeza, ansiedad o irritabilidad a una aparente calma o incluso felicidad repentina puede ser una señal de que la persona ha tomado una decisión sobre su vida. Es fundamental prestar atención a estas fluctuaciones, especialmente si son inusuales.
- Hablar sobre la muerte o el suicidio, incluso de manera indirecta: frases como "no puedo más", "sería mejor si no estuviera aquí" o "estoy cansado de todo" son expresiones que no debemos tomar a la ligera. Cualquier mención, directa o indirecta, sobre querer morir debe ser tomada como una señal clara de que la persona está considerando el suicidio.
- Cambios en los hábitos de sueño y alimentación: alteraciones significativas en el sueño, como insomnio persistente o dormir en exceso, así como una falta de interés por la alimentación o comer en exceso, pueden ser síntomas de una lucha interna profunda. Estos cambios a menudo reflejan una pérdida de motivación o un deseo de desconectarse del mundo.
- Descuido del aspecto personal y las responsabilidades diarias: la falta de interés en la higiene personal, el descuido en la apariencia o la falta de compromiso con responsabilidades cotidianas como el trabajo o los estudios, son señales claras de que algo no está bien.
- Conductas autodestructivas o de riesgo: las personas en riesgo de suicidio pueden involucrarse en comportamientos peligrosos con el abuso de sustancias, conducir de manera imprudente o asumir riesgos innecesarios. Estas conductas pueden ser una forma de expresar su malestar emocional o un intento de daño autoinfligido.
¿Cómo podemos ayudar?
Saber que alguien cercano está atravesando una crisis puede generar una sensación de impotencia. A veces, las personas que sufren no piden ayuda directamente, pero tu presencia y apoyo pueden ser determinantes. Acompañar a una persona en riesgo de suicidio no significa tener todas las respuestas, sino estar allí de manera legítima, ofreciendo un espacio seguro donde pueda expresarse.
El primer paso para ayudar es estar presente, escuchar y ofrecer comprensión. Aquí te compartimos algunas formas en las que puedes brindar ese apoyo y hacer una diferencia real en la vida de alguien que lo necesita.
- Escucha de manera activa y sin juicios: la primera y más importante manera de ayudar es estar dispuesto a escuchar. A veces, las personas que piensan en el suicidio sienten que no tienen a nadie con quien hablar o que nadie los entenderá. Ofrece tu atención de manera genuina, escuchando sin interrumpir y sin juzgar, y permítele expresar sus pensamientos y emociones, por muy difíciles o dolorosas que sean.
No uses frases como:
- “Tienes que ser fuerte”.
- "Otras personas tienen problemas peores".
- "¿Cómo puedes pensar en eso con todo lo que tienes?".
- “Solo necesitas distraerte”.
- “Es solo una fase”
- “¿Cómo puedes pensar eso si la vida es hermosa?”.
- No tengas miedo de hablar de suicidio: un mito común es que preguntar directamente sobre el suicidio puede plantar esta idea en la mente de alguien. Esto no es así; si sospechas que una persona está considerando el suicidio, mostrar que estás interesado en hablar del tema puede ayudar a disminuir la sensación de aislamiento y aumentar la sensación de alivio.
- Acompaña en la búsqueda de ayuda profesional: escuchar y apoyar emocionalmente a una persona en riesgo es vital, pero también es fundamental que reciba ayuda profesional. Ofrecerte a acompañarla a una cita con un psicólogo o psiquiatra, o ayudarla a encontrar un profesional adecuado, puede ser un gesto muy significativo. A veces, las personas en crisis no tienen la energía para dar ese primer paso y contar con alguien que las guíe puede marcar la diferencia. No dudes en sugerir una intervención médica si ves que la situación es urgente.
- Sé paciente y comprensivo: la recuperación emocional no es un proceso lineal. Habrá días mejores y días más difíciles, y puede que la persona no siempre esté dispuesta a hablar o aceptar ayuda. Sé paciente y mantén una actitud comprensiva. Tu apoyo a largo plazo puede ser una parte crucial en su proceso de sanación. No esperes resultados inmediatos, pero mantente presente y disponible.
La vida, en sus momentos más oscuros, puede sentirse abrumadora, pero no estamos solos en esta travesía. Cada señal, cada conversación y cada gesto de apoyo pueden ser el puente hacia una nueva oportunidad. Prestar atención a quienes nos rodean, escuchar con empatía y tender una mano cuando más se necesita puede salvar una vida. La prevención del suicidio es un esfuerzo colectivo, donde la compasión y el acompañamiento se vuelven las herramientas más poderosas.
Y si tú, que estás leyendo esto, estás atravesando ese dolor silencioso, recuerda: no estás solo. Existen personas que se preocupan por ti y están dispuestas a escucharte. No tengas miedo de pedir ayuda, porque tu vida es valiosa y hay quienes están dispuestos a acompañarte en este camino.